El comportamiento es la principal forma en la que los animales interaccionan con su entorno. Sorprende, por tanto, saber que a menudo su importancia a la hora de modelar la ecología y la evolución de las especies no es suficientemente apreciada. Como los individuos tienden a seleccionar aquellos hábitats que les son más favorables, el comportamiento a menudo se ve como un factor que refuerza la adaptación de los animales a su ambiente actual. Pero el comportamiento también puede tener un papel clave en la respuesta de los animales a los cambios del entorno. Los cambios en el comportamiento asociados a innovaciones y aprendizajes pueden compensar la carencia de adaptación a nuevos entornos y facilitar la entrada de los individuos a nuevos nichos ecológicos. La capacidad de producir comportamientos flexibles varía mucho de una especie a otra, lo que implica que las diferentes especies también difieren en su capacidad de adaptarse a los cambios del entorno.
En el CREAF se estudia cómo el comportamiento afecta a la ecología y evolución de los animales, utilizando los vertebrados como modelo de estudio. Mediante aproximaciones experimentales y comparativas, se estudia cómo la capacidad de modificar el comportamiento afecta al éxito de los animales a la hora de invadir nuevos ambientes, de vivir en hábitats estacionales, de modificar su nicho, e incluso de diversificarse evolutivamente. Estos trabajos apoyan la idea de que el comportamiento es fundamental para entender la ecología y evolución de los animales, y sugieren que el grado de flexibilidad puede ser una forma de predecir cómo los animales responden a amenazas como la destrucción de los hábitats o el cambio climático.
Responsable: Daniel Sol

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